sábado, 23 de enero de 2010

FINITUD


Esa mañana no se levantó con buen pie. De hecho no se levantó. La muerte se lo impedía.

Costaba creerlo pero no volvería a llenar sus pulmones de aire y nunca más tendría que bajar a por el pan. La portada del periódico no le obligaría a dejar de remover la cucharilla de su café y no pasaría terror adolescente cada vez que su compañera de trabajo le daba los buenos días.

No habrían más noches en las que la bebida le arrastraba a ir a ver a su hija mientras dormía y darle un beso en la mejilla izquierda mientras le susurraba algo al oído y los ojos se le entumecían.

Las horas interminables no bucearían en el pasado para recrear, una vez más, aquel fatídico día en el que su hija empezó a echar de menos a su madre y él comenzó a sentirse culpable por lo de su mujer.

Y, por supuesto, jamás retomaría el libro cuyo arranque poderoso persiguió durante años y la noche anterior había conseguido escribir. El brillante logro, que le proporcionó el único instante de felicidad en meses, coincidía con su inoportuno final.Mala suerte, pensó. El comienzo esperanzador de la novela se había transformado, en apenas una horas de sueño, en un pequeño cuento con principio y fin.

1 comentario:

  1. Qué narrativos estamos últimamente. Arranca bien el relato pero en mi opinión, le falta un párrafo de conclusión. Me quedo con ganas de saber la causa de la muerte y si puede estar relacionada con ese arranque maravilloso o no. Pero bueno, es un micro relato y la magia de este formato reside más en lo que se omite que en lo que se explicita.

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