lunes, 12 de abril de 2010

¿CRISIS?, ¿QUÉ CRISIS?

"Todos somos responsables de la crisis actual". Seguro que más de uno ha escuchado esta frase últimamente...bien, vale. La codicia, maldad, egoísmo y estupidez son cualidades intrínsecas al ser humano por lo tanto todos somos culpables. Pero creo necesario repartir responsabilidades.

Muchos de los intervinientes directos (los que realmente pueden hacer bien o mal las cosas en la economía global) son culpables de ocultar datos y enriquecerse a costa de otros o simplemente de no saber hacer su trabajo y provocar con sus malas decisiones la situación actual. Y los que tienen poder de decisión política son responsables sobre cómo se vigila el dinero, los recursos naturales y a quienes lo mueven; y qué soluciones se toman ante los problemas.

No tengo duda de que el espíritu de superación, de querer vivir mejor, de ganar más dinero: hace prosperar a una sociedad, o mejor dicho: a un modelo de sociedad. Pero debieran de establecerse los límites. El axioma de que se crea riqueza para todos a partir del enriquecimiento particular de una empresa es una consecuencia indirecta, no es una finalidad real, y es matizable. Si yo le doy a alguien 2 pesetas pero gracias a él gano 1000 pesetas: ¿es real ese axioma? Y la duda que se abre es ¿de verdad merece la pena el coste que conlleva tener x+1000 en vez de x+10 (teniendo en cuenta que x fuera el tener todas las necesidades básicas cubiertas)?


Lo que no me cabe duda es que la mayor crisis no es la financiera, es la de los valores, sentido común y sentido colectivo. El Yo está por encima del Nosotros y, sobre todo, del Ellos, y eso implica una enfermedad. Suena a socialismo o cristianismo (irónica paradoja) barato pero creo que no responder a la situación sin mirar más allá del "yo, el aquí y el ahora" acelera la descomposición de un grupo de animales que nos autodefinimos como racionales.

Por otra parte no quiero ser hipócrita. Vivimos en un modelo que nos conviene (sólo hay que compararnos con el resto del mundo). El cual la mayoría no deseamos cambiar(al memos más allá de cuatro insostenibles proclamas) debido a un malinterpretado sentido natural de supervivencia. Mientras nos regodeamos en nuestra supuesta pertenencia a la élite vencedora de la selección natural no advertimos que cada vez somos más débiles, necesitamos más recursos para mantener nuestra posición y, de momento, la luna no es habitable.

Moriremos ricos, pero moriremos. Algunos creen que hay vida más allá de la muerte, pero lo importante es-como recogía, según Eduard Punset, un graffitti en los 60-plantearnos si "¿hay vida antes de la muerte?"; sí, la hay, pero cuesta mucho dinero y no todos pueden pagarla.

1 comentario:

  1. Vaya, a riesgo de sonar pedante (o precisamente por eso), parece que mi última entrada ha sido inspiradora. Esta es la belleza de la comunicación. De todas formas, creo que hoy por hoy, la frase "los banqueros son muy malos y los políticos también y toda la culpa es suya" se oye con más asiduidad que el mea culpa colectivo. Vale, ellos la han cagado, pero si nosotros no aceptamos nuestra responsabilidad, seguimos dándole todo el poder a ellos. Solo siendo conscientes de que nosotros hemos contribuido a la catastrofe pondremos la primera piedra en el largo y empinado camino hacia la recuperación.

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