lunes, 14 de diciembre de 2009

INTIMIDAD COLECTIVA

En este siglo lo que más se ha perdido es el contacto social o al menos tal y como se concebía antes. Por este motivo lo que desea mucha gente es lo que no tiene: amigos, compañeros, familiares, vecinos... Las plazas públicas se han mudado a la red y a las pantallas del televisor. El mundo actual que no permite la pausa y el tiempo para mantener conversaciones y actividad social ha sumido a muchas personas en un estado de carestía que debe saciar.

Al ser un animal social, el hombre debe rellenar este vacío con nuevos amigos y conocidos que encuentra cada día en la telerealidad. Al final de la jornada en vez de llamar a tu hermano o tomarte una cerveza con los colegas, los concursantes o protagonistas de los reality show (más show que reality) son nuestras citas, la necesaria dosis social. Sabemos sus nombres, gustos, fobias, manías e incluso podemos comunicarnos con ellos y se han convertido en nuestro entorno social. Entorno ficticio que nos muestran como verdadero y al que queremos pertenecer. Pese al engaño, nos dejamos engañar. Es el éxito de la intimidad televisada a la accedemos como espías de emociones y la que legitimamos con las grandes audiencias de este tipo de programas.





Otro punto a tener en cuenta es lo íntimo frente a lo público, habitamos en la edad de lo que se denomina "extimidad"(hacer externa la intimidad). Por paradójico que parezca mucha gente entiende los platós de televisión o el facebook como el mejor escenario para contar y ver las cosas más íntimas. No contamos a nuestra pareja que hemos sido infieles o a nuestro mejor amigo que le hemos hecho alguna jugada pero sí entendemos como natural que la gente lo diga y lo vea ante millones de personas. El voyerismo actual tiene unas mirillas en 16:9.

La barrera del sexo se rompió con el porno en internet y la televisión ha desnudado personalidades y almas (algo más preocupante que el bienintencionado acto de quitarse la ropa y sudar en pareja o en grupo). Poco queda por descubrir en un mundo donde libertad y exhibicionismo se confunden. Un mundo donde nuestros apretones de manos y besos los damos pulsando un botón y pueden ser presenciados por miles de desconocidos agregados a nuestra vida (segunda vida, second life). Agregados como “amigo”. ¡Qué desperdicio y desprestigio de tan enorme palabra!

1 comentario:

  1. Da gracias que en España, el cara a cara todavia es algo que se valora... No como en paises hipertecnificados como las potencias asiáticas.

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