sábado, 5 de diciembre de 2009

LA LLUVIA TÓXICA

La multiplicación de medios de comunicación tradicionales y la explosión de internet ha generado una especie de lluvia (en algunos sitios torrencial) informacional que nos moja a todos. ¿Esto supone más y mejor información?, alguien bien pensante (cuidado con los optimistas de nacimiento) podría afirmarlo, pero nunca confirmarlo.

Cada uno debe ser responsable, lo que implica un esfuerzo, de utilizar y reutilizar esa información que nos llega. Podemos acumularla, filtrarla, mezclarla con otras tipos de lluvia o incluso dejarla que desaparezca por los desagües; aunque lo fácil es salir a la calle y dejar que la lluvia te empape a pesar del riesgo a pillar un resfriado y enfermar.



Hay que aprender a valorar y, sobre todo, relativizar la información. Saber y conocer las fuentes o ejercer una crítica sobre ellas es fundamental para impedir el goteo constante que facilite la formación de goteras en nuestra libertad como individuos y sociedad para comprender la realidad.

En este sentido, Ignacio Ramonet y otros muchos comunicólogos, destacan el eficaz imperialismo cultural que se ejerce desde el mundo comunicativo anglosajón. No creo que la intención del supuesto poder anglosajón (léase EE.UU.) en materia de medios y entretenimiento sea la de una conquista política o social. Es más una consecuencia que una finalidad. El fin principal de las empresas es económico (de ahí que la famosa globalización es 100% financiera pero no social o democrática) aunque deviene en grandes conquistas (deseadas o no) en el terreno social e ideológico que fomenta lo que Ramonet denomina como imaginario común. Y aquí radica la perversión.

En otras épocas los diferentes imperios: romano, español, otomano, británico… ejercían su poder basándose en la fuerza, su mayor capacidad y desarrollo tecnológico; y, en una fase posterior, en la instalación, más o menos forzada, de su modus operandi, de sus tradiciones, su cultura y su lengua. Todo lo descrito se ajusta al llamado imperialismo cultural que se aglutina bajo el disfraz de series de televisión, películas de super héroes, best-sellers, agencias y portales de noticias masivos e internacionales. Estos lobos con piel de cordero, encuentran en internet y en la televisión dos grandes surtidores para transportar y repartir información y contenidos por las casas de millones de usuarios que gastan y malgastan continuamente ese flujo dejando todo el día el grifo abierto.

En esta situación es fácil sumarse a la idea de la adaptación darwiniana que se deriva de la crisis de inteligibilidad (de nuevo remitimos a Ramonet) en la que usted no tiene que comprender lo que se le dice o cómo se le dice sólo adaptarse, es decir: no hacer o hacerse preguntas, asumir la situación. Los animales mediáticos y mediatizados en que nos hemos convertido nos hallamos en continua mutación para sobrevivir y no quedarnos en un especimen en vías de extinción social.

Pero no caigamos en la apocalíptica visión. Busquemos la integración entre la dominación y libertad adherida a los grandes medios de masas, especialmente internet. Hay una clara superioridad del punto de origen de la comunicación. Las nubes que anuncian lluvia vienen de América pero, e insistimos en ello, esas gotas pueden ser positivas en muchos casos. De igual manera, la maldad no tiene dueño ni exclusividad. La manipulación de los medios y con los medios no está presente sólo en el marco estadounidense. No seamos tan cínicos y pongamos la lupa crítica en nuestro pueblo, comunidad o país. Aunque sí es cierto que desde la otra orilla del atlántico norte deben tener presente la responsabilidad de ser superior.



Por todo ello, reflejamos la idea de presentar internet como una navaja multiusos con todos los medios de comunicación alojados en su mecanismo. La red debe ser una herramienta como un martillo que puede servir, según el uso, para construir o para destruir. No seamos tan cobardes e irresponsables de dotar a internet o a la televisión de poderes malignos intrínsecos que únicamente pertenecen a los humanos. Nosotros tenemos el derecho y la obligación de gestionar esos medios; bien como creadores y formadores de los mismos, o simplemente como usuarios. En internet, en la televisión o en la radio hay mucha basura pero ¿quién nos obliga a comérnosla y pedir más?, ¿quién decide qué es basura y qué no lo es? Cada cual debe asumir su parte de responsabilidad. A veces se nos olvida que siempre podemos sacar el paraguas para no mojarnos.

2 comentarios:

  1. Mucho pesar me provoca afirmar lo siguiente: la espera ha valido la pena. Meses y meses sin actualizar, pero esta entrada está a un grandísimo nivel. Un humilde aficionado a leer tus pensamientos te pide que obtengas la disciplina necesaria para seguir proporcionándonos lecturas tan interesantes.

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