lunes, 15 de febrero de 2010

MI MÁS SINCERA FELICITACIÓN A ÁLEX DE LA IGLESIA

En apenas unos meses, el director de “El día de la bestia”, ha hecho más por el cine español que todos los académicos juntos en los últimos 10 años. Ha abierto las puertas (en todos los sentidos) para airear una casa cuyo ambiente era rancio, caduco. Un ambiente que olía como esos abrigos que el mal tiempo nos está obligando a sacar de los altillos y los fondos del armario que huelen a polvo, a poco usados, a tiempos pretéritos.

Aires nuevos que se llevan el mal rollo y traen un par de puñados de buenas películas por las que poder sentirse orgulloso de ir al cine a ver “una española".

Nuevos tiempos que materializan el deseo para que exista una industria con ganas (veremos si con fuerza y apoyos) por asomar la cabecita y plantar cara al -y esto hay que tenerlo presente- potentísimo pero también poco original, repetitivo y mediocre (por término medio) cine del Hollywood actual.

Tiempos de cambio donde se ha tendido la mano a todos aquellos exiliados por rencillas, luchas de egos o malentendidos y obligarles a que no reúsen la responsabilidad que tienen por y para su sector. El ejemplo más claro fue ver a Almodóvar, buque insignia del cine español (nos guste o no), dando el goya a la mejor película. Con este momento y la presencia de la pareja Cruz y Bardem, la de Paz Vega o la de Amenábar se hace un guiño a ese aspecto internacional y de glamour (juro que prometí no utilizar esta palabra nunca en el blog) que no debemos olvidar porque al final se materializa en dinero y oportunidades.

De igual manera, hay que celebrar la aparición de candidatos a coger el testigo de los consagrados. Entre esos futuribles pesos pesados encontramos a Mar Coll, Monzón, Sánchez Arévalo o la animación española en general -que cada año trabaja más y mejor, acumula galardones y atrae al público.

El director de la Academia ha completado un curso exitoso y la guinda la puso ayer con la gala de los Goya donde se escenificó el reencuentro entre la profesión y el público que ha tenido lugar este último año en las salas. Gran audiencia de televisión para una noche que ha recogido los frutos de los últimos meses y que Álex y su equipo (recordamos que esto es un trabajo colectivo) han plantado, regado y mimado con esfuerzo, entusiasmo y sobre todo sabiendo quiénes son y a quiénes representan.



La gala fue conducida con acierto por Buenafuente, siempre un valor seguro. El acto fue ágil, divertido, lleno de sorpresas y muy televisiva. Características que deberían fijar un precedente de identidad. Esa noche es para lucir a las estrellas (que para eso están) venderse y reconocer a aquellos que han hecho un buen trabajo; lo de que hayan sido los mejores es muy relativo pero en eso consiste el juego.

Además, se brindó un muy emotivo homenaje a Antonio Mercero, Goya de honor este año, y a quien el propio presidente de la Academia llevó la estatuilla a casa días antes debido al estado de salud del director de "La cabina".

A la hora del tradiconal discurso, De la Iglesia comentó los aspectos por los que debería caracterizarse el cine español: humildad, agradecimiento, trabajo, optimismo y sobre todo ser conscientes de la importancia relativa que tienen o debieran tener los autodenominados, con pompa y fanfarrias, ARTISTAS.

A continuación recogemos algunos fragmentos del discurso de De la Iglesia:



Hay que ser humildes. A mí me cuesta mucho, soy soberbio y engreído. Parece que forma parte de mi trabajo, y no debe ser así. No somos tan importantes (…) El público, que es la gente para la que trabajamos, ha ido a ver nuestras películas más que nunca, y eso es un honor y un orgullo. No pensemos que somos mejores por eso. Pensemos que nos han dado una oportunidad. Hay que aprovecharla.

Tenemos que ser humildes, estar agradecidos y pedir perdón por haber fallado muchas veces. Nunca reconocemos nuestros errores. Nos miramos al ombligo, nos encanta nuestro ombligo.(…)Creemos que somos artistas, genios alternativos, creadores. Antes de todo eso, somos trabajadores. Nos pagan por hacer un trabajo, y hay que hacerlo bien.

Y aquí viene el meollo de la cuestión, porque hay mucha gente que no puede rodar, que no puede trabajar (…). Hablo de miles de familias que no tienen glamour y no salen en las revistas; que no han estado ni estarán nunca en los Goya. Gente que se dedica al montaje, al sonido, maquilladores, eléctricos, sonidistas, actores de reparto, figurantes, empresas de catering, gente que vive de esto, que genera riqueza.

(…)Necesitamos fortalecer la industria, y así poder hacer mejores películas. Hacer todo tipo de cine, tanto grande como pequeño (…).

(…) Un año polémico, complicado, con desacuerdos y desencuentros. ¡No puede ser de otra manera! Somos así, como una imagen grotesca de nuestro propio entorno.(…) Podemos y debemos llegar a un acuerdo, y entender que no hay una manera de hacer cine, sino muchas, y que debemos contemplarlas todas.

(…)Tenemos que convencer a la sociedad de que también puede estar orgullosa de nosotros.(…)Tenemos que cambiar, pero unidos. Tenemos un frente común y los mismos objetivos.

El año 2010 no ha hecho más que comenzar. Humildad, agradecimiento, ilusión y orgullo. Esforcémonos en ello. Les aseguro que habrá muchas películas españolas que disfrutar. No se las pierdan.


Sus palabras son acertadas y útiles (no cómo los discursos de anteriores presidentes y presidentas) e invito a juzgar al cine español en su justa medida. No es bueno ni malo por su nacionalidad sino por el resultado final. Quien demoniza o santifica al cine español de manera burda y simplista bajo la excusa de la ideología cae en la trampa (auto trampa en muchas ocasiones) de la estupidez y la maldad y demuestra que el cine en general le importa muy poco.

Creo que Álex de la Iglesia va ha hacer todo lo posible para dejar sin argumentos a los que utilizan a la Academia y sus miembros como arma arrojadiza a uno y otro lado del río de aguas turbulentas en que se ha convertido la opinión pública española. De la Iglesia, como nuevo capitán al timón, debe navegar por esas aguas y llevar a buen puerto una nave que como el arca de Noé debería acoger a una pareja de cada especie del cine que se hace en España.Suerte y ánimo, capitán.

2 comentarios:

  1. En primer lugar he de señalar que la última frase me suena demasiado...
    Creo que tienes razón en todo lo que dices pero no debemos olvidar que el mayor mérito de la gala, y lo que la hizo más atractiva si cabe, fue la ausencia de cortes publicitarios. Ha habido otros buenos años pero se eternizaban en pausas infinitas que nos hacían perder el interés y cambiar de canal olvidándonos de volver a poner la gala.
    En cuanto a Alex de la Iglesia, creo que todos confiabamos en su capacidad y nos alegramos enhormemente de su nombramiento, chapó por él. Aunque yo no sea más que una parada sin porvenir, me siento incluída en su discurso y me da ánimo para seguir peleando por encontrar ese hueco que no aparece por ningún lado...
    Esta mañana he visto como entrevistaban a la señora González Sinde, que se vanagloria de todos lo éxitos del cine español como si ella hubiera tenido algo que ver, más allá de dar por culo todo lo que sabe. Me ha sorprendido que no se le cayera la cara de vergüenza cuando, al final de la entrevista, la han felicitado por la gala de los Goya, una persona que tan lamentable papel hizo como presidenta de la academia y que sigue por el mismo camino como ministra de cultura. Por cierto, la moda también es cultura, pedazo de garrula!

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  2. No vi la gala, pero me quedo con los 9 premios que se ha llevado un peliculón como Celda 211. Y si, creo que De La Iglesia es indudablemente mejor presidente de la academia que la sindescargas.

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